Campana de Largada - Turf Argentino

CORRIO LA CARRERA DESDE EL VAMOS SIN DAR NI PEDIR CUARTEL EL EASING ALONG. ¡OSTENTA TRES DE TRES!

Da gusto escucharlo a Alfredo Camogli. Antes de disputarse el cotejo jerárquico siempre cruzamos unas palabras. Y el hombre de muy buena memoria recordaba que si ganaba el Kemmis, lo obtenía por cuarta vez, además de un tercer puesto con Tango Viejo Cat. Eso sí, hizo la aclaración que si ganaba Villero Cat, porque Marote Cat, el del Rubio B, no era de la familia 4P. Igual iba a festejar porque también había nacido y criado en sus praderas. Me lo dijo como una rareza, como algo que nunca había pasado. Y yo le contesté que además de raro sería lindo que pasara eso. Luego de cruzar el disco y ya camino a sacarse la foto, nos miramos y casi a la vez dijimos es raro y es lindo, ahora te cuento.

Creo que no hay antecedentes, al respecto. Todo arrancó por el ´70, aproximadamente. Su 4P nace cuando Alfredo compra a la yegua Sugary en una venta del Haras Argentino. Y con Combé dieron dos yeguas valiosas, Compasión y Comedianta. La tierra estaba y las semillas también. Sólo faltaba darle tiempo al tiempo. Y llegó La Mistonga y La Tosquera , y Compasivo Cat y Lágrimas de Oro, mamá de Llorón Cat, el “Rey de la Recta ”, Tristeza Cat, Ultima Cat y Bien Rea, por La Mistonga , la madre del gran campeón Villero Cat y la lista sería interminable.

El Clásico Guillermo Kemmis fue ganado en cuatro oportunidades por el stud haras El Alfalfar. Con Amarrete Bay por distanciamiento, al cuidado de Horacio Vega; Compasivo Cat y Llorón Cat con Roberto Pellegatta y Villero Cat, con Roberto Dulom. Como dijimos anteriormente un tercero con Tango Viejo Cat, al cuidado de Guillermo Frenkel Santillán.

Volviendo al desarrollo Villero Cat fue un espectáculo desde el salto a la raya. Y marcando el notable registro de 55”14 y llegando de “rienda fácil” en los tramos finales de la contienda. Boris Blue quedó como petrificado en el salto. Cuando se dio cuenta que se les habían escapado se fue para afuera, inclusive cruzándose en línea para la verja, molestando a Art Attack, que ya había quedado mal en la suelta, como es su costumbre. Porque esos 510 kilos los calienta en carrera y en el tiro del kilómetro contra estos nenes no le alcanza. Digo más si tuviéramos un medidor de los últimos 200 metros corriendo en zigzag y gambeteando rivales, el fabuloso hijo de Russian Blue, debe haber marcado 10” , en una pista que estaba más para 12” que para otra cosa. Pero las carreras se terminan en el disco y el de San Millán cruzó a 2 ½ cuerpos del vencedor. Sin duda, merece la revancha. Marote Cat vino al son de la banda persiguiendo al líder, quedando cuarto a dos cuerpos más, quinto fue Anaerobio a uno, en muy buena demostración y después pasaron Miles, Bollito y Prince Lucky, en una tarea anormal, por cierto. Lo de Boris Blue resultó extraordinario porque cruzó la cancha y luego vino porfiando junto a la verja, para ir en busca del líder y quedar a largo y medio. Su jinete reclamó, pero no pasó nada.

No hace falta descubrir a los profesionales que han logrado llevar a la cima al poderoso hijo de Easing Along. Edwin Talaverano llevándolo a buen puerto, luego de tener una largada sorprendente. Roberto Dulom cuando hace el viaje donde pone el ojo, pone la bala. El trabajo sensacional realizado con este zaino es digno del elogio. Ni hablar de Llorón Cat, al que denominé el “Rey de la Recta ” y que es factible que vaya a Dubai por un “palito verde”. Le preguntaría a Alfredo Camogli si es una rareza que el del stud El Alfalfar gane en los Emiratos Arabes o sería lindo. ¡O muy lindo!

Bromas aparte Llorón Cat es capaz, muy capaz de hacer centro. Lo estaremos siguiendo y empujando. Ya tendremos información al respecto.

Villero Cat (482 kilos) va de tres sobre tres y vaya si tiene cuerda para rato.

Alfredo Camogli recibió como mil llamados por su celular, pero justo cuando nos estábamos despidiendo atendió a su hijo Alfredo en el haras. Y entonces me dijo lo que ya me había dicho en otra oportunidad. Me habló de Alejandro que se encarga de los studs y del training y de Alfredo, que se encarga del haras. En cada triunfo Alfredo los trae a la mente y habla y cuenta, que sin ellos no se podría haber seguido con esta su pasión. Y mientras narra sus vivencias y de su chaquetilla, y de su stud y de su haras, salta a la vista del menos atento de lo orgulloso que está de sus hijos.

Me imagino que sus dos hijos que llevan los colores de El Alfalfar en la piel también estarán orgullosos de su padre. Son cuarenta años palo va palo viene. Y El Alfalfar sigue firme, valiente, osado y lleno de esperanzas.

Se recaudaron en Palermo con 15 competencias, una desde Rosario: $ 2.140.780.-

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