Jueves 14 de Julio de 2011

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HABIA UNA VEZ UN...

postal

por Eduardo Martinez

- Ernesto, vos a Sergio no lo quéres….
- No podés decir eso… cuando tu hermano precisó una mano, siempre estuve….
- Sabés que está con la depre después de la separación y no sos capaz de sacarlo del pozo.
- Bueno, ¡ahora le tengo que hacer de psicólogo!
- No, pero por lo menos llevarlo a las carreras que le gustan como a vos. Y no lo hacés porque te la pasas diciendo que es un enfermo de River o que es mufa…. Que no sé de dónde sacaste eso….
- Si yo te contara las que me pasaron jugando con él… pero, en fin, vamos a ver.
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La bandera verde llevaba un tiempo que parecía un siglo y seguía al tope. Las chapas del 3 y del 8 estaban apareadas.
Ernesto miró con ansiedad a Sergio que estaba como petrificado. La visión del buzo con el aparatoso escudo de River Plate que había traído puesto su cuñado pasó a segundo plano. Ahora todos los sentidos estaban en el fallo con el boleto de la cadena en el bolsillo, cadena que llevaba cinco aciertos y cerraba con el 8 clavado en el final.
- Me parece que no llegó – dijo Ernesto dudando.
- Para mí alcanzó…. Y si no es el pozo anda raspando, dijo Sergio nervioso. Se lo notaba agitado y enseguida agregó:
- Ernesto, me siento mal….
Antes de que lo lleven al Servicio Médico, Ernesto llegó a ver la chapa del 8 bien arriba. Pero no estaba para festejos. Ahí estaba viajando en la ambulancia con su cuñado infartado rumbo al Pirobano, donde recibió las primeras atenciones. Enseguida llegó la orden de trasladarlo al San Pablo de San Fernando, y allá fue otra vez en la ambulancia.
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El médico de terapia salió con una bolsa donde estaba toda la ropa de Sergio.
- Está bien… fue un susto, no más…. Mañana a las 13 hs. Puede verlo y tendrá el informe… incluso es posible que se vaya a casa.
- Gracias por todo, Dr.
Ernesto caminó las 4 cuadras que le indicaron desde el sanatorio hasta la estación Carupá, dispuesto a tomar el tran que lo regresara.
Solo, parado en el medio del andén de la estación vacia cuando caía la tarde, pensó en Sergio y le dio cosa haberlo catalogado de mufa toda la vida. Después de todo la cadena (¿¡Cuánto habrá dado¡?) era de su propiedad intelectual… más la suerte de la celeridad en la atención que evitó males mayores.
Cavilaba sobre esto cuando vio llegar al tren que venía de Nuñez. Por las banderas reconoció a la hinchada de Tigre que volvía a sus pagos y recordó que en monumental se enfrentaban con River.
Recién cuando algunos que se descolgaban del tren avanzaron hacia él, notó que en la mano tenía la bolsa que le había dado el médico, que la bolsa era transparente y bien visible había quedado el enorme escudo de River que tenía el buzo.
Los tipos estaban casi encima… ¡qué les iba a explicar!...
 

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