Sábado 24 de Octubre de 2009

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COLORADO

Abuelo

por Osvaldo Martinez

Dice el diccionario,”Colorado: que tiene color rojo.” El rojo es el color de la pasión. Y nos preguntábamos nosotros en la charla con nuestro amigo Luis quién tiñe a la gente del turf con ese color.
Es que la conversación giraba en torno a la ausencia de nuevos adeptos ganados para la causa, a la falta de recambio generacional. Esto sí diríamos que se da actualmente en las familias ligadas al turf, como los descendientes de cabañeros, profesionales o propietarios, pero no en la medida deseable en el aficionado raso, el que es “dueño de todos” y que piensa que el grandioso espectáculo funciona para él. Antes, esa multitudinaria grey tenía sus canales naturales de transmisión a través de familiares - un padre, un abuelo, un tío solterón – o por los amigos mayores en aquella fantástica Institución ya extinguida que era el Café de la Esquina.
Luis, un asiduo y veterano concurrente de la vieja guardia, adaptado como muchos, qué otro remedio queda, a las vivencias actuales con la incorporación de la tecnología, el idioma renovado, la confluencia de nuevos medios de comunicación, la cantidad de carreras, los procesos acelerados que convierten al crack en ciernes en ave de paso, tiene sin embargo la misma pasión y siente la misma emoción que en sus comienzos.
Y justamente Luis nos decía que esa magnífica herencia la había recibido de su padre. Que siempre agradecería ese contagio que le ha asegurado dedicación y emoción en su vida.
Pero dejemos que Luis nos regale esa evocación de su papá, en su propio relato que nos entregara con el título consignado.

“ Todavía era Luisito y estudiaba Derecho. Bien. Había arreglado con los viejos que, sin laburar, me recibía en tres años. A fines de la década del 60, el disco ya estaba al alcance de la mano.
A Luisito su Viejo le transmitió su más preciado legado : la pasión por las carreras. No por los “burros” , ni por los “ chuchos”, ni los “pingos”, sino por la mejor manera de denominar esa pasión: por las carreras.
La gran ambición de Luisito era tener un auto. Cualquiera. Consideraba , para ese entonces, que era lo único que le faltaba. Un auto, la mejor herramienta para tener más y más ”minas”.
Pero estaba difícil. La plata alcanzaba para estudiar sin trabajar, pero no para un lujo como un auto.
Al Viejo lo dateaban de mil lugares distintos. Y en una ocasión, en una de sus fuentes se había preparado durante meses un caballo para, llegado el momento, jugarle todo lo posible.
Y el día llegó. Palermo. Invierno. La última anunciada para las 17 horas . En la milla. Con el habitual atraso, se largaría con suerte ya casi entrada la noche, obviamente sin las actuales luces.
De la carrera, sólo pudieron verse los últimos 100, donde Jara , con un favorito de Francisco Martín que por supuesto daba monedas, y el Colorado Cosenza arriba de la fija esperada tanto tiempo que daba más de 50 de “pizarra”- por cada 2 – se trenzaron en un final apasionante, sin ventaja aparente para ninguno.
Bandera verde. Larga espera. La noche se cerraba. En la verde, más juego que en un casino.
Luisito que aconseja al Viejo : - ¡Papá, cubrite con la verde. Da usura con Jara, por favor !
El Viejo sabio que contesta : - ¿Para qué? ¿ No sabés que los colorados ven mejor que nadie de noche ?
Abajo el trapo verde y arriba la chapa del Colorado Cosenza a 53,40. Al día siguiente, cuando fueron a señar el Fiat 600 soñado, lo único que exigieron Luisito y el Viejo era respecto al color: que fuera colorado, como Cosenza.”

Vaya un abrazo para Luis porque, con este sentido homenaje a su padre, nos vuelve a mostrar la calidad de la gente que circula por estos lares del turf, gente que reconoce en sus mayores a quienes además de la vida le transmitieron las pasiones para transitarla lo mejor posible y con sentido.

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Hay 1 comentarios:
  • #1 - Jose Maria Amden

    Osvaldo: tengo una historia con mi nieto de 5 años, Turfman como el Abuelo, me gustaria escribirla, si no te gusta la tiras, como hago, donde la mando, espero tu respuesta.-

    28/05/2010 13:52 hs.

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