Campana de Largada - Turf Argentino

Mil veces llegando tarde a su casa se imaginó la escena. Sobre todo porque la entrada no era lo mejor en cuanto a seguridad: estaba bastante escondida de la vista de la calle.
Pensaba con qué palabras o acciones lo amenazarían, cómo sería el tipo, cómo reaccionaría él.
Bueno, ahora no tenía que imaginar nada porque le estaba sucediendo.
El ñato se le había aparecido de la nada.
- Dame todo lo que tenés…y no te hagás el piola porque te quemo.
- Tranquilo. No hay problema, macho- se escuchó decir mientras su cabeza estaba en la familia y que al tipo no se le ocurriera meterse.
El revólver le pareció de juguete, pero no se podía arriesgar. Se abrió el saco y con un gesto lo alentó a tomar la billetera.
- Hermano, llevate la guita pero dejame los documentos.
- Sacate el anillo….rápido.
- Sí…sí…
- ¿ Y acá qué tenés ?.
- Es un reloj que era de mi abuelo, de bolsillo, muy viejo, no vale nada, casi no anda….por favor…. dejameló, es un recuerdo- dijo mientras sentía que ese despojo le dolía de verdad, mucho más que casi dos gambas y un anillo.
- Lo preciso más que vos….dame para acá.
- Escuchame, te voy a decir algo de onda….mañana te podés salvar….te juro que la sé bien….jugá en la séptima el 15…no te vas a arrepentir….acordate, séptima el 15…me lo vas a agradecer.
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-¿ Ves ?. Este es el reloj que era de mi abuelo. Tiene su historia porque una vez me lo robaron. Lo vi perdido y me tiré a datear con uno que tenía entre ojos, aunque no sabía si ese iba a ser el día. Por suerte el robo se consumó a 40 de pizarra y esa noche el chorro me metió el reloj en el bolsillo y agarrándome de la solapas me dijo: “Dame otro como ese y te devuelvo todo”.