Campana de Largada - Turf Argentino

Un murmullo comenzó a venir desde la redonda de exhibición. Algo estaba pasando y cuando estábamos prestos para ir a averiguar, los parlantes con la voz de Andrés Del Padrone, anunciaban sin dar el nombre, del jockey que hoy se despedía.

Y en el codo de Dorrego se vislumbró la imagen de un jockey con la chaquetilla de su vida, la del stud haras La Quebrada, acompañado por un palafrenero, avanzó muy despaciosamente hacia las tribunas.

Emocionado hasta la médula, Jacinto Rafael Herrera, comenzó a transitar el Paddock bajo los aplausos de todos los aficionados. Ni hablar de cuando llegó a la Oficial e ingresó a la Especial. Saludó afectuosamente, y cuando hablamos de lágrimas en la sección de “33 de mano”, ya no se podían detener.

Dio la vuelta e hizo un medio correr, el último, como dijimos, la ultima visión de las tribunas del lado de la cancha. El último galope, el último. De regreso, lo esperaba su familia, los hermanos Ceriani Cernadas. Mané y Nancho y su público. Los grandes amores de su vida, insustituibles.

Por eso cuando le dieron el micrófono, Jacinto, aguantando como se podía las lágrimas y las emociones fuertes, agradeció a Hernán Ceriani Cernadas y a toda su familia, porque lo trajo a este gran país y por suerte para él, triunfando a cada paso. Las fotos de Hernancito y de María Inés, lo dicen todo. Agradeció a su familia, en ese momento se lanzaron a besarlo los chicos y María, su esposa. Y con un abrazo gigante hacia las distintas tribunas, trató de llevarse todo el cariño hacia su casa, hacia su stud.

No me gustó que haya subido a su niño al caballo, por eso le recomendé al peón que lo tuviera lo más fuerte que se pueda. Un cabezazo hacia atrás, podría haber arruinado toda la fiesta.

En cuanto a la nota de “33 de mano” vale contarlos cómo se realizó. Por un problema de salud de mi esposa, pudo comunicarme con Jacinto muy tarde, el viernes por la noche, gracias a Pablo Carrizo y a Nicolás Alcalde, que me dieron el teléfono particular de Jacinto. Desde el sanatorio y como no tenía posibilidad de mandarle las preguntas, le dije que levantara la que estaba en “La Página” y me la mandara con las respuestas. Mi intención era subir la nota antes de la mañana del sábado.

Cuando regresé a mi hogar, pasadas la una de la mañana, recibo el llamado de Jacinto, que me había pasado las respuestas por celular. Difícil de levantar en mi aparato, al que le tengo que ponerle crédito con carbón y leña, para que funcione. “Mandalo por Mail”.

A las dos me llegue por vía mail. Pero como Jacinto lo había escrito en el celular, salió casi todas las frases juntas y en minúscula.

Por supuesto que las tuve que arreglar y a las 3 ½ de la mañana la nota estaba arriba.

Nuestra página www.campanadelargada.com también le brindó su merecido homenaje, con las 33 preguntas conseguidas en la madrugada del sábado y con esta nota, a uno de los mejores jockeys que hayan pisado los escenarios máximos de nuestro país.

Jacinto ganaba con cualquiera. Dosificaba a sus conducidos toda la vuelta, para pedirles su potencia máxima de los 400 a la raya. Y cuando salía adelante, ya se podía bajar a cobrar. Y cuidaba el caballo. Todavía lo estoy viendo arriba de la gran Wally. De El Compinche y de cientos de ejemplares que cruzaron en sus expertas manos.

Todos estamos felices de su retiro, pese a que intentó volver en varias oportunidades. Saben, quiero felicitar sinceramente a las autoridades del Hipódromo de Palermo, porque este es un homenaje verdadero. Pensar que en otras épocas, con otra gente a cargo de los hipódromos, a lo ídolos se los olvidaba como si hubiesen pasado fugazmente. Como si no hubiesen sido nada. Todavía recuerdo al extraordinario “Colorado” Cosenza. Si supieran como fue tratado nos daría vergüenza. Se les caería la cara a pedazos. Y ese gran jockey no fue el único. Hubo varios más.

Salud Jacinto, lo mejor como entrenador.

El “teje y teje” de Campana de Largada TV, casi seguro que lo tengo grabado en algún casette de mi biblioteca. Donde lo encuentre, en una de tus grandes faenas, te prometo que lo vamos a revivir juntos.

Jockey, ¿qué digo?:

¡JOCKAZO!