CLÃSICO PEDRO E. Y MANUEL A. CRESPO (G3)
La verdad que el representante de Mamina dejó boquiabierto a más de uno, porque si bien se esperaba un triunfo de su parte por todo lo que le pasó en el debut y el elevadísimo concepto en el que lo tiene su entorno, la forma en la que se desempeñó fue realmente soberbia. Se apoderó del comando ni bien se abrieron las puertas de las gateras e impuso su ritmo durante todo el trayecto, disminuyendo a los rivales con su accionar.
Fue un monólogo el que recetó el conducido por Juan Cruz Villagra, que al pisar la recta definitiva en aquella pista fangosa porteña se mantuvo en aguas profundas. Y es que el nieto de Bahiaro que entrena Miguel Cafere permaneció por las líneas internas, “nadando” como el propio delfín hacia el disco para retratarse frente al espejo con 10 largos.
El nacido y criado en El Paraíso, cubrió las 14 cuadras al cabo de 1’23”41 y brindó un espectáculo digno para alquilar palcos.
Ante tal resultado, el zaino de más de 500 kilos genera gratas expectativas a sus conexiones, por lo que las contiendas de G1, indiscutiblemente, estarán esperando por él para que ratifique de qué está hecho. ¡Toda la pinta de crack!
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