Domingo 14 de Noviembre de 2010

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Gente del turf

CUANDO CORRER UN GRAN PREMIO NACIONAL PARA UN JOCKEY, ES COMO PARA UN JUGADOR DE FUTBOL ESTAR PRESENTE EN EL SUPER CLASICO RIVER-BOCA. ¡IGUAL!

GUSTAVO “PINTITA” CALVENTE

Calvente Tapa

por Osvaldo Martinez

Si uno dentro de muchos años en alguna escuela de periodismo (hay unas cuantas, muy importantes, pero lamentablemente no se enseña turf, salvando la del club River Plate, que hace poco estuvo con sus alumnos en el escenario de Libertador y Dorrego) le cuenta a los futuros periodistas lo que sucedió en esta edición de Gran Premio Nacional, seguro que van a decir que el “Profe” es un inventor de historias.

Pero juro que fue verdad.

Un 13 de noviembre de 2010 se disputaba en Palermo el Gran Premio Nacional (G. I). Con 2500 metros de recorrido los potrillos de su generación, la de 2007, van por la gloria a todo o nada. Los propietarios lo quieren correr, los criadores ni hablar, los profesionales, entrenadores y jockeys, también.

Y lo peor que le puede pasar a un entrenador, es tener que darle la mala noticia al propietario y jockey que el potrillo no va a correr. Y eso es lo que le pasó a Gustavo “Pintita” Calvente.

Era lo que más quería en la vida, corre este Nacional. Necesitaba un desquite con el potrillo Panegírico. En las dos últimas había tenido tropiezos y pensaba que en esta distancia su caballo iba a responder de una buena vez, como en las primeras carreras de su excelente campaña. Entonces tuvo un bajón. Casi sollozando se acostó otra vez, no quería ver a nadie, estaba triste, ese era el peor día y decidió definitivamente no ir a Palermo a correr los otros caballos. Era tanta su tristeza, era tanta su amargura, era tanta su bronca.

Pero Gustavo tiene familia y qué familia. Su padre ha sido jockey, ahora es entrenador y su mamá lo acompañó toda la vida en esta atractiva, emocionante y riesgosa profesión. Y lo fueron a buscar. Y le dijeron vos tenés que cumplir con tus montas, no podés dejar a los cuidadores y propietarios sin su jockey a la hora de salir a la cancha.

Se vistió a mil. Casi llega tarde al primer compromiso, pero llegó.

Luego la fatalidad hizo que a pocos metros de la suelta, casi no se puede creer lo que sucedió, Jorge Ruíz Díaz quedó desestabilizado en la silla de Straight Flight y se fue al piso. Pero a sabiendas de quedar afuera del Gran Premio, se levantó como boxeador con un golpe de lona. Para que le “cuenten” los ocho reglamentarios, pero las autoridades decidieron por reglamento, contarle diez. Gracias a Dios no le pasó nada.

Inmediatamente por los parlantes se escuchó la voz del locutor, ya comenzaba a escribirse la historia, “cambio de monta para esta carrera: el 6 Expressive Halo será conducido por Gustavo Calvente”.

Lo tenía en mente por esa gran carrera, en oportunidad de disputarse el Clásico Miguel Cané (G. II) en este mismo escenario. Ese 8 de agosto le había ganado con Panegírico por el hocico el segundo lugar, perdiendo por la cabeza ante Es Corino, en una prueba memorable, emocionante de principio a fin.

Se encaminó hacia los partidores, y ya se acercaba el fin de la película.

Tuvo impecable largada, se movió por sexta fila, viajó en el primer codo por el lado exterior de la pista, tuvo un pequeño tropiezo cuando se le juntaron por delante Mustang Force y Olympic Festival y luego en el opuesto cuando lo tuvo que sofrenar ligeramente cuando lo pasó por fuera Es Corino. En los 800 ya venía octavo limpio, con la clásica postura de su jockey, aguardando la recta. Ingresó a tierra derecha bien abierto y comenzó su escalada en busca de la victoria. Se puso a tiro, igualó a los líderes, Star Runner, Lucky For Sale y Secretario Sam. Y si bien sesgó su línea, buscando el apareo, pudo sacar leve ventaja, ante el más parejo de todos, y ganador del campeonato Coronación Palermo 2010, Star Runner, para acariciar la gloria a nada del disco.

Y fue festejo…

Y ese regreso con el casco en la mano, saludando y agradeciendo al público que lo aplaudió y lo vivó desde el mismo momento que cruzó el disco, parado en los estribos del gran campeón.

En el recinto de los vencedores, estaban sus familiares, estaban sus amigos y estaba esperándolo su amigo, Jorge Ruíz Dìaz. Se confundieron en un gran y prolongado abrazo. Y hubo lágrimas.

Recuerdo de un extraordinario jinete que cuando tenía que correr una carrera de esta envergadura y por supuesto con un caballo importante, no aceptaba montas antes del evento. No es mala la idea, pero enseguida nos viene a la memoria lo que le sucedió a Jorge Valdivieso en un Pellegrini, cuando un caballo lo pateó a minutos de subir al caballo ganador. El destino tiene siempre un as en la manga. ¿O los cuatro?

El 11 de diciembre se va a disputar el Gran Premio Carlos Pellegrini (G. I) en el Hipódromo de San Isidro y seguramente se van a encontrar los dos amigos otra vez. Jorge Ruíz Díaz en la silla de Expressive Halo y Gustavo Calvente en la de Panegírico, si soluciona su problema que lo dejó afuera del Nacional. En la redonda, antes de la carrera, le vamos a pedir que se den otro abrazo, juntos, como siempre.

Sin lágrimas, con la sonrisa a pleno. Y al rato, cuando suenen las chapas, a cara de perro, a todo o nada, por otro triunfo jerárquico.

Nos preguntamos, ¿qué historia nos tendrá preparado el destino?

Gustavo “Pintita” Calvente y Jorge Ruíz “El Bibliotecario” Díaz, jockeys…

Gente de turf.

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Hay 1 comentarios:
  • #1 - Enrique González

    Por favor, jugamos una apuesta por el cafè para todos. Clorhidratante que ganó GPNacional. Año 198? y monta. En Mar del Plata ag. de Mitre y Moreno. Rossi y el Capitán, la disputa, gracias

    14/01/2011 05:54 hs.

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