Campana de Largada - Turf Argentino

Sabía que los muchachos estaban en ese lugar y en el momento justo, porque en una hora saltaba a la cancha su crédito El Seriote. Ejemplar que a la fecha había salido a las pistas en diez oportunidades, logrando dos victorias, dos segundos y dos terceros.

Y les dije, gane o pierda su caballo, quiero hacerles una nota para mi página. Estuvieron de acuerdo y entonces me puse a trabajar. El Clásico se corría después, así que tenía tiempo y ganas. La historia del “Viejo” de ellos, al que seguí en mi época de pibe, era interesante y quería contárselas a nuestros lectores. Incluso dejando de lado un poco la vida de Marcelo Durán, laburante de los nuestros, al que le prometemos y le solicitamos hacer una nota comentando todo su pasar por la hípica desde muy chico. Y que por supuesto necesitaríamos mucho más tiempo y mucho más espacio.

En los ´70 arranca Enrique Alberto Durán con los caballos de carrera. Recuerdan los chicos que se los cuidaba Celestino Abril, eran Ocho Bocas, por Segador y Tristezas, Hechizado. Cada dos por tres y sin mucha mercadería, el hombre hacia algunas hazañas con el recordado stud Largue y Gane. Muy conocido por aquellas épocas.

Caminaba todos los lugares, incluso el Hipódromo de General Belgrano. Diez años más tarde lograba instalarse con el haras, Pura Nostalgia, en Verónica a 136 kilómetros de la Capital. Desde ese lugar se preparaban los caballos y se los hacia correr cuadreras y principalmente se los presentaba en el Hipódromo de La Plata.

En los ´90 ya no pudo seguir y justamente Eduardo fue el que le pidió que dejara dos yeguas madres, las cuales siguen dando potrillos. Con el tiempo y luego de la desaparición física de su papá apareció en escena el stud Cara Cortada, con colores propios. No les fue muy bien que digamos y otra vez a la dulce espera. Hasta que en el 2009 arrancaron otra vez. Eduardo tirando la sangre compró un ejemplar, El Seriote, un hijo de Missionary, en el haras Las Camelias. Se llamó La Busqueda. Y junto con la yegua La Palpitante se los llevó a Jorge Mayansky Neer.

Luego de un tiempo con resultados diversos, incluyendo un segundo, y con el antecedente de ser un caballo que rompía los relojes y andaba a las trompadas con buenos caballos del stud, por caso Rupit, Eduardo decidió llevárselo a Pellegatta. Y vaya que en las últimas contiendas el alazán comenzó a responder al cien por ciento de su poderío. Y a partir de fines de octubre, para ser más preciso, el 30 de ese mes y con Falero en su montura ganó su primera carrera. Con lo justo, pero bien. Tras cartón con Jorge Ruíz Díaz, fue una tromba de los 200 a la raya, para vencer por varios. A mediados de diciembre perdió cerca, viniendo lejos y ahora otra vez con “Aladino”. Y el hijo de Missionary y South Korea, por Luhuk y Southern Halo, no los dejó mover apareciendo potente y firme, empujado por los gritos de Eduardo, de Marcelo y de Marina. Abrazos, sonrisas, besos, y llamados telefónicos. Ahí estaban, eufóricos.

Me dio un gran gusto estar con ellos y justo en una celebración tan particular, como la de ver ganar a un ejemplar de su propiedad.

Y en el cierre, les pido permiso para decirles a los que se preocupan porque saco fotos antes de la carrera, que no se hagan problemas. Seguramente, estos tíos, deben creer que las 16 fotos que hice antes de la carrera, las tomé pidiendo permiso a las autoridades de San Isidro, lo hice vestir de nuevo a Falero, tuvimos que traer el caballo desde el stud de Pellegatta y los muchachos que ya estaban en La Plata, camino a Mardel, volvieron para que yo pueda tomarlas. No muchachos, las hice antes de que se dispute la octava carrera del programa. Como hago siempre.

Esa imagen junto a Falero y a Pellegatta, tras la victoria de El Seriote vale oro, no tiene precio. Para hombres que desde muy chicos estuvieron al lado de los caballos de carrera, no hay mejor regalo que ese. Abrazados, felices, un día inolvidable.

Los Durán, gente de turf…