Campana de Largada - Turf Argentino

Tribuna oficial, poco antes de disputarse la primera carrera, el encuentro y el abrazo con los muchachos de Chañar Ladeado. “Cholo” y su hijo Hugo. Estaban sentados listos para disfrutar de una gran jornada de turf, pero habían llegado “tempranito” porque en la carrera número 16, a las 20.30 corría su pupilo Datore, un hijo de Roy comprado con mucho sacrificio en el Haras Vacación, al cuidado del entrenador y cada día más cantor, Hugo Miguel Pérez.

Regresaba a su silla, Pablo “Aladino” Gustavo “El Mejor” Falero y ese dato era importante para las posibilidades del zaino doradillo.

Domingo ya había figurado en nuestra sección. Uds. lo deben recordar cuando Palermo en la última carrera de una jornada hípica colocó a una carrera CI, Premio Pampero Moon, el nombre de su gran caballo, que ahora lo tiene de padrillo. Y “Cholo” en esa oportunidad me mandó una copa para entregarla, como si fuese el Nacional.

Una gran persona, un tipo querible mil por mil, no bien cruzaron el disco, saltó a la cancha para abrazarse con su hijo (foto) y con sus amigos, entre los cuales me cuento, gracias a Dios.

Y abrazó al caballo y lo estrujó al jinete y vivió otro gran momento en el recinto de los vencedores. Le pedí a Falero tomarle una foto, posando para el recuerdo de esta gran victoria con un cinco años, pero que él mismo lo tituló por la alegría y los abrazos y las felicitaciones como si fuese una gran carrera de Grupo I. Si hasta en chiste me preguntó si había ganado el Pellegrini.

Es que para los muchachos de Chañar Ladeado si no es fue el Pellegrini, fue el República o cosa parecida.

Cholo y Hugo estuvieron acompañados por Arbey, Jorge, el Ingeniero Damián y los patrones del stud El Cántaro, que también ganaron con su pupila Spring Storm en la sexta prueba hípica.

Yo les había prometido quedarme para esa carrera. Y creo haber cumplido, porque hasta tengo fotos del paseo preliminar que hizo Falerito con Datore. Y luego el disco, y luego el pesaje y toda la alegría de mis amigos de Chañar Ladeado.

Listo para partir me detuve un momento y pensé casi en voz alta. Sería bueno traer a la gente del interior y no hablo precisamente de turf, de todo, a dar clases de modestia, de ser buenas personas, de ofrecer la mano cuando el otro la necesita, de querer al prójimo, de que nos traigan un poco de aire puro que ellos respiran. Seríamos mejores.

Por de pronto, aquí los conocimos, son Gente de Turf, hasta la médula.