Martes 21 de Julio de 2009

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Gente del turf

EL JOCKEY CON EL “OVEROL” PUESTO TODO EL DIA

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por Osvaldo Martinez

Alejandro Tajomisski es un gran laburante de nuestra actividad y aunque la mano venga dura siempre tiene una salida alegre, feliz, impactante. Uno cree que no se ríe de la vida o pensándolo bien sí…¡se ríe de la vida!. La pasa bien con su familia, con sus compañeros de trabajo y con el que se le ponga al lado. El va y va, en una de las profesiones deportivas más delicadas y riesgosas que hay. Me impactó la nota de Gustavo González en el diario La Nación, de hace unos días. Se las recomiendo, porque es realmente lo que sucede en la vida de un jinete.
Modestamente en nuestro programa de Campana de Largada TV siempre que tengo la oportunidad lo digo, “los jockeys merecen un monumento”. Muchas veces me dicen que los defiendo o paso por alto alguna derrota que debió ser victoria. Pero es que el periodismo (no el periodista) tiene que entender de una buena vez que la crítica feroz, sentado en el palco de periodistas o en la tribuna oficial, mientras estos “tíos” vienen a 60 por hora arriba de dos “fierritos” y lloviendo torrencialmente, inclusive con piedras, no está bien.
En el caso puntual de cada uno en la actividad profesional de cada medio no es de buena persona. Ellos se están jugando la vida en cada salida de partidores, en cada codo, en cada entrada a la recta. Tendrían que correr con armaduras como los soldados romanos, pero no, sólo salen con un casco, que para definir su debilidad, comento que caen parados y tienen conmoción cerebral. Gracias a Dios que aceptaron correr con los chalecos…¡por suerte!. Alejandro Tajomisski es uno de ellos. Nació en Piamonte, Provincia de Santa Fe un 23 de marzo de 1971. En esa colonia italiana de nuestro país se crió, su padre Adolfo corría y cuidaba. Le gustaban tanto los caballos que su madre, María, a los 8 años le hizo montar a La Ñatita una yegua brava que tenían en cuida. Evidentemente, como toda madre, para sacarle las ganas e ideas locas que ya comenzaban a dar vueltas en su cabecita. Pero la “Mamma” se llevó una sorpresa, al “pibito” se le había cumplido el sueño de subirse a esa yegua “cabrona”.
A los 12 debutó en San Jorge, a los 15 en Rosario oficialmente y a los 17 se vino para Buenos Aires. Uno se lo imagina al “paisanito” bajando en la estación de tren y como que le entra por el cuerpo un aire de comprensión, de encantamiento, de respeto, por lo que después serán, son o fueron. Aquí le dio trabajo el stud Dos Estrellas de Jorge Antonio, tras hacer el curso en la Escuela de Aprendices y debutó ganando con el caballo Mas Ligero que dio $ 450.- Tuvo caidas serias y de las otras, casi siempre las suspensiones fueron por festejar a lo loco después y en algunos casos antes del disco. Pasó por momentos tremendos en su vida personal, pero salió. A fuerza de voluntad y de coraje, porque de esos pozos oscuros, sin siquiera una luz a lo lejos, sólo salen los guapos. Y con el amor de Estela Frutos, una segunda mamá para él y de tantos jinetes que venían y vienen del interior. Riéndose a carcajada limpia le sale un “le comía toda la heladera”, pero lo hace con un afecto total a través del tiempo y de los recuerdos.
En la Escuela tuvo de profesores a Adolfo Sánchez Cáceda con filete y al gran Oreste “Colorado” Cosenza en freno, que era el que más lo aconsejaba. Cuenta Alejandro, “siempre decía cuando me enseñaba ¡tranquilo, tranquilo!…el hombre sabía de todas las “cagadas” (textual) que me iba a mandar. Recuerdo lo de la fusta, ¡dale un aviso, dale un aviso!. Es que todos le dábamos al caballo de madera con un caño cuando pisábamos (figurado) los 300. El “Colorado” me enseñó mucho, una gran persona. Tajomisski vive con Erica, según él, la única mujer en el mundo que lo puede aguantar.
Está feliz con su pareja, está feliz con su trabajo y está feliz. Sus compañeros lo quieren, cuando gana los aficionados le gritan desde las tribunas, como si fuese Falero. Es un espectáculo aparte cuando cruza primero. Inclusive los diálogos con sus colegas en el pesaje, son para hacer un libro. Hace poco en una de sus victorias en Palermo, Abelito Giorgis, un Señor, muy respetuoso como siempre lo felicitó y Alejo lo miró a la cara y le dijo…¿llegaste?. Todo lo hace con cariño, los entrenadores saben que en la mañana bien temprano cuando el sueño y el frío atacan, Tajomisski siempre está para hacer un trabajo.
No es un ganador de estadísticas, no hace tripletes todos los días, pero le ganó a la vida poniéndole el pecho a las balas. Y salió. Es como ganar un Pellegrini o un Nacional. Alejandro Tajomisski, tómelo o déjelo. Nosotros decidimos tomarlo…

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Hay 1 comentarios:
  • #1 - jorge

    El mejor lejos la vida lo pone a prueba diariamente y el siempre contento y felizzzz!!! ama montar los malossss!!! el mejor lejosss!!!! desidimos tomarlo!!! cada triunfo es un festejo!!!

    11/05/2011 10:58 hs.

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