Campana de Largada - Turf Argentino

 Y SI, EN LA ARGENTINA DE HOY SUCEDEN ESTAS COSAS. ALEGREMENTE UN SEÑOR, SE DICE PERIODISTA, SACO DE MI PAGINA UNA FOTO Y LA PUBLICO EN SU DIARIO

Si alguien me puede ayudar se lo voy a agradecer.

Jamás en mi vida de periodista, comencé en 1974 en la Revista Palermo, le robé o levanté una foto a otro medio y menos sin pedirle permiso. Me cuentan que si se dice el medio de donde se levantó, vale todo. O sea que el periodista fotógrafo, que se mata todos los días en los hipódromos máximos de Palermo y de San Isidro, con lluvia, viento, piedras, frío, calor, sin faltar una sola vez a su trabajo, no tiene nada que reclamar. Y el que levanta o roba una foto no es pasible de multa alguna. ¡Mirá vos!

Qué me importa si me cita o me nombra, si yo no le pedí absolutamente nada y menos que saque, levante, una foto de las mías. Porque esa foto la tomé yo, con mi máquina. Y con mi tiempo, por ello nadie, pero nadie puede entrar a mi hogar, en puntas de pie y mientras duermo, Matías Longoni o Clarín me hurte una foto, la arranque de mi página, como si hubiesen metido la mano en el bolsillo de mi pantalón. No creo que eso esté permitido por ninguna ley, por ningún juez, por ninguna cláusula, por ningún dictamen.

Quiero aclarar además, que en cada escenario, sea Palermo, San Isidro, La Plata, hay fotógrafos profesionales permitidos por cada una de las instituciones, para tomar fotos, y venderlas, sueltas, en cuadernos o en cuadros. Yo no vendo fotos, si algún amigo, me pide que le mande una, se la mando, se la regalo. En este caso particular quiero saber cuánto vale una foto levantada de mi página, y reiterando nombres de intachable conducta, amigos personales de toda mi vida, en una nota que no tiene nada que ver conmigo, con mí página, con mí trabajo, con mí esfuerzo, con mi pasión, titulada “Negocios con Venezuela”. Se equivocaron feo y espero una aclaración al respecto.

Como este buen hombre no debe saber nada de turf y el que le dice y le cuenta tampoco, debo decirle que es muy común en las carreras de caballos que el criador del mismo, vaya a compartir la alegría con el propietario y ni hablar de sus amigos, en un momento emocionante como no debe haber en ningún otro deporte, cuando el ejemplar de uno cruza el disco triunfal. En esa foto, podría haber estado Jorge Lanata o Víctor Hugo Morales, por decir algunos nombres que me vienen a la memoria, en caso de que sean amigos de propietarios o criadores. Gana el caballo y saltan todos de sus sillas para acompañar al vencedor. A felicitar a sus profesionales, al jockey, al entrenador, al capataz y al peón. Todos los que tienen algo que ver, incluso los que empujan por la chaquetilla. Quieren estar, pueden estar.

Eso sí, gracias a Dios, nunca estuvo Rafael Videla, por dar algún nombre que me viene a la memoria.

Desde este momento, yo, Osvaldo Martínez, prohíbo, a todo medio y a todo periodista, que levanten una foto de mi sitio www.campanadelargada.com o cite algunos de mis comentarios, salvando que se corresponda con lo que hago yo desde el 1° de noviembre de 1974, periodismo de turf, con el carnet de periodista número 9965. Sí, 9965.

Si la justicia permite este modo de proceder, debemos estar muy mal.

Da asco lo que hicieron…