Campana de Largada - Turf Argentino

- ¿Qué tal, Guillermo, todo bien?

- Sí. Bárbaro. Se arregló el negocio como yo quería.

Todo genial, salvo un problemita que surgió.

- ¿Qué pasó?

- Resulta que en los veinte días que iba a tardar la resolución no me podía mover mucho. Sólo esperar y estar por si me consultaban algo.

Entonces Mariano me dice: “No vas a ir a un hotel. Tenés el departamento de mi primo que está en Europa y tengo la llave. Te quedás piola ahí, con todas las comodidades, cable y teléfono. Si yo voy a Miami, ¿vos acaso no me vas a bancar?”

Bueno, la cuestión que me instalé y a los diez días me llega una carta documento de la administración del consorcio dirigida al dueño de la vivienda.

Decía que se había asentado una denuncia en la Fiscalía Contravencional impulsada por vecinos del edificio. Alegaban atentado a la moral y a las buenas costumbres y la administración citaba al ocupante al juicio de conciliación, ofreciéndose como mediador y advirtiendo que de no presentarme tomaría intervención la policía.

- ¿…? ¿Qué les agarró? ¿Qué habías hecho?

- Nada. Te imaginás que lo llamé a Mariano y me fui con él a la reunión.

Había varios, de mi piso y del de arriba. Una vieja podrida, creo que dijo del 4º “B”, empezó que era una vergüenza lo que estaba sucediendo.

Que continuamente, y a plena luz del día inclusive, se escuchaban gritos desaforados, con signos inequívocos de que en el departamento se realizaban “fiestas negras”.

Que era un escándalo y un mal ejemplo para los chicos, dijo otro.

Y ahí nomás varias arpías que me miraban como para sacarme los ojos empezaron con el repertorio: “Se escuchan todo el tiempo a grito pelado cosas cómo: ¡Sacalo afuera! ¡Metelo adentro! No te apures. ¡Movelo ahora! ¡Echate, nena! ¡Cómo monta esta chica!. ¡Qué bárbara esta yegua!.Que algo de látigos, palos, cadenas y tantas cosas más.

Creo, agregó alguien, que también intervienen hombres porque yo escuché “Pablito querido, aguantá Adriancito, no te pares, Anselmo, Yorugua de mi vida…”

No me extraña nada de esto, añadió otra: escuché una conversación telefónica donde el señor decía “ya es jueves y todavía no tengo la blanca…¿la vas a traer o no?”

- ¿Y cómo terminó la cosa?

- Zafé porque el administrador tiene caballos de carrera.