Martes 2 de Junio de 2009

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VENGANZA

por Osvaldo Martinez

Mirando los resultados en el diario del lunes, Antonio se acordó de Eduardo. Y no pudo menos que reconocer que Eduardo tenía razón.
Ahí estaba: en la última el 2, El Justiciero, favorito de 2 pesos, le había ganado por el hocico al 8, Mago de Lode, que prometía casi 30 de pizarra.
No quería imaginar cómo estaría su amigo, que hacía más de cuatro meses que le hablaba de Mago de Lode.
- Lo vi ganar la de perdedores de tal forma – le decía Eduardo – que no me extrañó su buena performance entre ganadores. La segunda estaba al caer, pero…..a partir de ahí el caballo no tiene boletos, larga quedado, viene en el fondo y apenas si descuenta algo en el final. Y esto no una vez. Seis veces al hilo.
Algo le pasa, claro; pero siendo así no entiendo por qué lo siguen anotando todos los días, sin buscarle la vuelta.
Se me ocurre que en cualquier momento se acuerda y desquito todos los metejones.
- Largalo – le había dicho Antonio - .Quizás por una falsa impresión estás obsesionado y te está costando demasiado.
- No creo haberme equivocado tan fiero. Por ahora lo único que me queda es guardar como recuerdo los vales de triplos y cuaternas que venía acertando y terminaban con ese clavado.
………………………………………………………………………………………… - ¡Qué lástima lo de “tu caballo”!. ¡Te armabas!.
- Bueno, me costó 50 pesos pero mi jugada era otra.
- No entiendo nada. ¿Lo jugaste o no lo jugaste?.
- Te explico. A mí se me hacía que el domingo sí, que el domingo era el día. Hasta le pusieron el aprendiz de confianza, buscando el descargo.
Entonces lo invité a Pedro al hipódromo. ¿Te acordás de Pedro?. Ese que venía salteado, tan gaucho, tan buen tipo para ayudar, que te conté que fue al colegio conmigo. Bueno, anda borrado últimamente…..pero lo convencí.
Vos sabés que hace mucho Pedro se metió en un negocio, vendiendo la casa y el auto para comprar un cargamento de amianto traído desde Asia. El día que bajaron del barco los containers en el puerto, ese mismo día, se decretó la prohibición del uso del amianto porque se suponía cancerígeno.
Más adelante, para un Dardo Rocha, en La Plata se sorteó un auto con los boletos no ganadores. De una pileta de natación llena de papelitos con el número de documento de los depositantes, van y sacan justo el boleto de Pedro. Pero resulta que en el momento que lo anuncian, Pedro se da cuenta que ha extraviado, no se sabe cómo, el documento. Al rato lo encontró, pero ya era tarde porque el escribano, inflexible, no le creyó, mandó sacar otro papelito y chau auto.
Entonces, como te decía, el domingo lo traje, en la última le jugué 50 ganadores a Mago de Lode y le dije: “Pedrito, yo puse la plata y te llevo en esta jugada, pero te pido que el boleto lo tengas vos”.

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