Campana de Largada - Turf Argentino

-¿ Qué pasa con vos, Ignacio ? . ¿ Te volviste loco ?.
- No. ¿ Por qué ?
-¿ Te sacaste la Grande ?. ¿ Cazaste una herencia ?.
- Nada de eso.
- Mirá, yo no soy nadie para meterme….pero hace una semana que te veo romper la plata en la ventana.
- Y….ando mal.
- No, pará. Vos fuiste siempre un tipo muy medido para jugar. Te conozco hace treinta años. Venís con la que podés perder…y cuando ganas la cuidás muy bien.
- Hace un año que no veo una.
- Bueno, son rachas. Lo que pasa es que toda la vida fuiste un tipo acertador. Y de jugar bien la plata. Pero te estoy observando estos últimos días y parece que querés pelarte. Fichás caballos que no tienen hipódromo. Y para colmo empezaste a jugar de varios vales cuatrifectas insólitas con un caballo clavado a cuarto. Vos, que te defendías con alguna lauchita y arriesgando poco en los “jueguitos”. Acordate hace un año cuando con 20 pesos te quedaste con el pozo del quíntuplo, clavando a un fierro y a esos dos caros que tenías anotados.
- ¡ Justamente !. ¡ Ahí lo dijiste !. ¡ Eso fue !.Ese pozo del quíntuplo fue el problema
- ¿ Qué problema ?.
- A partir de ahí yo vine sabiendo que tenía las espaldas cubiertas. La plata para escolazar asegurada. Venía con la cuota de siempre, pero me di cuenta que hacía turismo y sociales. Ya no era la lucha por la supervivencia que te pone alerta y te sensibiliza el olfato burrero. Si el león no tiene hambre no caza bien. Después de palmar un año me puse a pensar en las oportunidades que dejé pasar por falta de concentración. Sí, era el síndrome “no me importa perder porque en casa tengo más”
Así es que decidí liquidar ese “fondo de reserva”. Juego locuras. Lo más probable es que pronto esté en ese estado de peladura que te obliga a buscar lo que Luis llama “la salvación fugaz”. Ese estado de necesidad donde el acierto tiene el sabor de que podés seguir viniendo y es como saber que seguís viviendo….¿ me entendés ?.