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IPSAMBUL CON UN JINETE “MARAVILLA” Y SIN UNA RIENDA
por Osvaldo Martinez
INCREIBLE, PERO REAL, PORQUE NO SE LE ROMPIO EN EL DISCO, FUE EN LOS 1000 Y LUEGO “MUSICA MAESTRO”…
Son cosas de las carreras y de las anotaciones. Y de los destinos de cada uno, porque Ipsambul, era uno de los indicados a ganar la octava carrera a disputarse en la alfombra dorada del Hipódromo Argentino de Palermo.
Estar en las gateras del Clásico Pippermint (G. II) y del Clásico (G. III) y arribar no muy lejos de los ganadores Pick Out (9) y Fasteed Emperor (7) que llegaron en ese lugar y en orden, el 12 de mayo y el 15 de junio, respectivamente. Y anteriormente en el Clásico Austria (L) y en los Handicap Larrea y Silurian. Tras esas actuaciones, hace nada, los propietarios decidieron llevar el caballo, cambiando de entrenador, a Horacio Torres y el tremendo hijo de Intérprete y Boa Plata por Incurable Optimist del stud Los Patrios y nacido en el Haras El Paraiso, respondió como nunca.
Y no fue un triunfo así nomás, todo lo contrario. Porque se puede ver claramente cuando por los mil metros, uno más, uno menos, a Edwin, qué bien que le pusimos “Maravilla” Talaverano, se le corta la rienda. Y vale decir que el hermoso alazán anda por los 510 kilos, aproximadamente. Y a remar, como se pueda. Mientras que Catch The Pulex mandaba adelante en busca de otro éxito, el tercero consecutivo y el quinto de su campaña, Edwin gritaba sobre su serio tropiezo y “Costita” con Glorioso Quique colaboró para que no suceda lo peor.
Y Edwin entró a la recta en segundo lugar abriendo y a 60 kilómetro por hora sin una rienda. Y Ricardo se escapaba y por afuera venía con furia Trekking con Falero, nada menos. Pero Talaverano se quedó quietito, lo hace siempre, con o sin riendas, y faltando 60 metros para el disco, entre los dos mejores y más grandes, les sacó ventajas, que se tradujeron en un cuerpo sobre Trekking y a igual distancia quedó tercero Catch The Pulex, completando el marcador Mr Pull, Glorioso Quique y Unívoco.
José Mastellone celebró una gran victoria en una carrera accidentada, que por suerte terminó bien, muy bien, para una hazaña que muy pocas veces pasa y que gane el ejemplar que le suceda eso, casi imposible. Todavía recordamos a Jorge Ruiz Díaz haciendo todos los esfuerzos en los metros finales del Jockey Club.
Como todos los años las autoridades del Ateneo Porteño del Tango (Aporta), su Presidente Segismundo Holzman; Oscar Fresedo; Héctor Rebasti y Jorge Cosenza, hicieron entrega de los pergaminos al jockey, Edwin Talaverano, al entrenador Horacio Torres y por supuesto al propietario José Mastellone.
Pocos se dieron cuenta de lo que le sucedió a Talaverano, y casi seguro hubiese dicho cualquier cosa si la hubiese perdido. Hay que estar a esa velocidad arriba de dos “fierritos” y en este caso, en particular…¡sin rienda!
Cuando digo que a estos muchachos hay que hacerles un monumento…
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