Campana de Largada - Turf Argentino

COMENZO A CALENTAR MOTORES CON SOY CORRENTINA Y LUEGO ESTUVO A LA ALTURA DE SUS ANTECEDENTES

Se había corrido la primera carrera y si bien Palermo no estaba como otros viernes, en cuanto a la presencia de los aficionados, había un movimiento especial para recibir al mejor, a Pablo Gustavo Falero. Y por supuesto nosotros también partimos hacia la redonda de exhibición para darle un abrazo y el deseo, me imagino de todos, que siga corriendo por todo el tiempo que él lo crea prudente.

Y lo fotografíamos cuando conversaba con Roberto Russo, mientras se le acercaban los profesionales y propietarios que estaban en ese lugar, para desearle lo mejor al piloto uruguayo.

Y como siempre, el hombre hizo que la potranca caminara un metro y pegó un salto, ágil, elegante, seguro, y se montó arriba de Soy Correntina. Y a medida que pasaba por el pasillo hacia la cancha, la gente se rompía las manos aplaudiéndolo, mientras levantaba su mano izquierda. Y así recorrió pegado a la verja, el paddock, la oficial y la especial, y a cada rato levantaba su mano agradeciendo tanto cariño, tanta buena onda.

Hizo el paseo y se fue para las gateras, tocando el cielo con sus manos. El actor, el gran actor regresaba al teatro para hacer una de sus enormes obras. Y se fue para adelante luchando y en un lugar feo para reprisar, pero el hombre no arrugó ni un poquito. Antes de pisar la recta ya no tenía motor la conducida por Falero y la dejó para llegar con la “U”.

Pero estaba calentando motores. Pegó en el poste y luego cruzó en el clásico con un caballo que solo él, solamente él, pudo colocarlo primero en el disco. Pero esa es otra historia que contamos en el cotejo jerárquico.

Cuando nos encontramos y nos dimos un abrazo, el hombre solo atinó a decir “aquí estoy, esta es mi vida”. Varias veces el destino lo sacó del programa, pero siempre volvió exitoso. Es un crack, un coloso, un atleta. Merece lo mejor.