Campana de Largada - Turf Argentino

LA PUPILA DE LA CABALLERIZA RUBIO B. ASUMIO LA VANGUARDIA A POCO DE LARGAR Y SE VINO EN LARECTA, DE CABEZA LEVANTADA Y SACANDO PECHO

Potrancas de 3 años perdedoras se daban cita en la tercera prueba hípica de este viernes 28 de agosto en el Hipódromo Argentino de Palermo. Y como lo sabía hasta mi nieto más chico, la pupila de la caballeriza Rubio B., Bay Harbor, no podía perder ni largando dada vuelta. Pero claro, las carreras hay que correrlas.

No bien el starter les liberó el camino, Jorge Ricardo salió carpiendo de las jaulas y se adueñó de la mimsa, con ventajas sobre Mary Chris Shiner, La Muy Atrevida y Siren Call, con el resto siguiéndoles los pasos para no perder el tren. Formalizada la carrera y buscando a los palos, Jorge Ricardo, tomó luz sobre sus más inmediatas perseguidoras, siempre con ventaja de un cuerpo a Mary Chris Shiner, cerca lo hacían La Muy Atrevida, Siren Call y When I Need You y no muy lejos de estas, lo hacía la pupila del Ana Ruth, Dancing For Queen.

Así volcaron el codo, y en puntitas de pie la líder, Bay Harbor, ingresó a la recta con aires de ganadora. Trató de seguirle el tren Mary Chris Shiner, pero sin mucha nafta que digamos, porque comenzó a irse hacia el fondo. Siren Call salió con fuerza en el cierre de la contienda, pero la del Rubio B., ya venía con la plata en la mano, dejándola a seis cuerpos, bien contados, luego a dos y medio pasó La Muy Atrevida y a ¾ de cuerpo, en el cuarto Dancing For Queen, completando el marcador When I Need You y Varekai.

Bay Harbor (458) es hija de Not For Sale y Valentini por Boston Harbor, pertenece al Stud Rubio B., nació y fue criada en el Haras Arroyo de Luna S. A., ha salido a las pistas en dos oportunidades, logrando un primero y un segundo puesto, empleando para los 1200 metros 1´9”54. La entrena Juan Carlos Etchechoury (h) y la llevó a la victoria Jorge “El Teacher” Ricardo.

No, no me equivoqué con la foto de la bebé, ella estuvo en Palermo, y vaya que tiene que ver con todo. Ya me la veo paseando por el Haras en Solís, viendo los potrillos correr por sus praderas y las madres casi tapadas por el pasto alto.