A la vera del camino
CAMPANA DE LARGADA EN URUGUAY
Tras un viaje perfecto por Buquebús, saliendo en horario y llegando en horario, como tiene que ser, junto con Carlos Delfino llegamos a lo dde nuestros hermanos uruguayos. La entrada al puerto, el camino hacia el hotel Sheraton, pasando por el tradicional Casino y sus avenidas y su calles de un calor humano digno de destacar. Y luego la ida hacia el hipódromo, el trato cordial de su gente y la posibilidad de estar enviando carrera por carrera desde la sala de prensa hacia mi Buenos Aires, querido, para que nuestros lectores tengan la información en el momento. Podremos tardar un poco más cuando se vengan todos los clásicos en el fondo de la jornada, pero estaremos firmes junto a las máquinas, de fotografiar y de escribir. ¡Allá vamos!
por Osvaldo Martinez
URUGUAY, MAROÑAS, EL RAMIREZ, AMIGOS...¡DE TODO!
Nos pasa algo especial cuando bajamos en Uruguay. Mejor dicho, me sucede algo especial cuando bajo en el Uruguay. Como que se respira un aire especial, será que presiento ese maravilloso momento de abrazar a tipos de tantos años, amigos de sentir verdadero. Ese encuentro fraterno con seres marvillosos, hermanos. Si todavía me recuerdo dde ese viaje increíble allá por el `77 cuando en Brasil me encontré y me hice amigo de Miguel Aguirre, el "Inglés" como lo nombro en todas mis crónicas. En él uno a todos y a cada uno de los periodistas que me están esperando. Y la gente que me sigue a través del programa de televisión Campana de Largada con mis dichos y mi forma de expresar el turf, la única que tengo. Si habré perdido trabajos porque los que querían contratarme deseaban un Osvaldo Martínez en FM. Grueso error así no va, soy AM desde que nací en los medios.
Y llegan los periodistas de verdad de otros países, tanta gente linda, tantos recuerdos imborrables, que a cada rato salen a relucir como si abríeramos una ventana al cielo, al sol.
Tengo la suete de hacer el trabajo que más quiero, informar y de turf, del deporte más bello del mundo.
Estoy en Uruguay...
Con los mejores profesionales, con los mejores caballos del medio y con cientos de amigos y muchos más seguidores. Que verdaderamente uno siente que lo quieren. Y eso no se paga con nada. Sólo con trabajo y con los sentimientos que uno tiene hacia la gente del turf, única, increíble, maravillosa.
Soy el tipo más afortunado del mundo.
Estoy en Maroñas, el día que se corre el Ramírez, nada menos...
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