A la vera del camino
LA JOSEFINA
Uno da gracias a Dios de tener este trabajo, de ser libre, de poder realizar lo que más nos gusta en la vida, nuestra profesión, periodista de turf, la naturaleza, el caballo, la brisa de campo, el sol, la arboleda, las madres pastando, los potrillos recién nacidos corriendo al viento, y principalmente estar con amigos. No saben lo que les agradezco a los hermanos Alvarez, Aldo y Gustavo que me hayan invitado a pasar un día en su establecimiento de cría. Queda a nada de la Capital Federal, en Chascomús, tomando la ruta 20 de tierra firme, pero cuando llueve mucho, sólo los guapos se animan a cruzarla. En la Estancia Haras La Josefina hay muchas vacas, nada de soja, y suficientes caballos, los pájaros como si estuviesen preparados, tal cual orquesta, cantaron todo el día, la gente trabajando a pleno, feliz de estar en ese lugar maravilloso. Ellos son los propietarios de la caballeriza Parapokos, ellos son los dueños de Equal Stripes, un gran padrillo. Aquí tienen las yeguas madres, aquí tienen los productos y aquí sobra el amor hacia el sangre pura de carrera. ¡Da gusto estar!
por Osvaldo Martinez
JUEVES DE JULIO, TARDE SOLEADA, VISTA A LOS POTRILLOS HIJOS DE EQUAL STRIPES, UN LUJO, EMPANADAS, VINO, ASADO, CAMPO, SOL, PASTO, ARBOLEDA, AMIGOS, Y SÍ, FUE SOÑADO
A las 9.30 Gus me pasó a buscar para llegarnos hasta la casa de Aldo, de donde partiríamos con la camioneta de su propiedad hacia Chascomús, donde se encuentra la Estancia Haras La Josefina. Tranquilos, sin apuros tomamos el camino a La Plata y luego buscamos el de Mar Del Plata, hasta Chascomús, donde nos aguardaban todos los amigos, para tomar la ruta 20 hacia el establecimiento.
Dimos algunas vueltas, pasamos por varias tranqueras, unos cuantos puestos, hasta que llegamos al casco de la casa. Una divina casa de campo con un patio enorme donde por más que haya un sol así de grande que lo bordee, hay que ponerse una campera.
Un vinito, una empanada. Voy a ser sincero, voy a rectificar mi comienzo del párrafo. Aquí va, un vinito y cuatro empanadas y digan que me atajaron entre varios. Espectaculares, nunca había comido empanadas tan ricas. Charlamos un rato, sí, lógico de caballos de carreras, bastante gente…de River, por suerte, ellos están eternamente agradecidos por nuestra victoria ante Central cuando estaban liquidados y entre bromas y anécdotas, pasamos al sector donde iban a desfilar los futuros cracks. Pensamiento generalizado de los propietarios del Haras y de los compradores que alientan ese buen pensar en toda su vida, cuando van a elegir un caballo para que defienda sus colores.
Y la verdad que “Equal” imprime extraordinario. Todos los productos, tanto potrancas, como los potrillos, daban el aspecto de fuertes, poderosos, pero con la pinta de caballo de carrera, saben a lo que me refiero. Y comenzaron a desfilar con todo el tiempo del mundo las joyas de la casa. “Salen todos los días y se mueven todos los días”, comentó Aldo ante la tranquilidad de los productos. Justamente uno de los entrenadores presentes, comentaba que la semana anterior, en una visita a un haras, casi no pudieron ver a los caballos, porque cuando les abrieron las puertas de los boxes, eran leones. Incluso uno de ellos se escapó, pero por suerte no pasó nada.
Y comenzaron a salir, impactantes, bien formados, casi pintados. Hijos de Equal Stripes y madres de primer nivel, de las mejores, una fiesta para los ojos, verdaderamente. Blinkenh Stripes, su madre Miss Blink, Numerous, ganadora de cuatro. Doña Stripes, su madre Doña Terca, familia espectacular del San Benito, ganadora de diez. Sunny Stripes, su madre Infi Sunshine, también ganadora de diez. Equal At War, con Lord At War, presente, nada menos. Equal To Orpen, Orpen y Equal Libertador, Halo Sunshine.
De todos ellos, cuatro fueron los que más veces salieron al descampado para verlo uno y otra vez. Alguien dijo “estoy tratando de encontrarle un defecto y no lo tiene”. Y pasaron una y otra vez, los miraban de atrás, de frente, las manos, las patas, la cabeza, en pescuezo, el anca. Y siempre era con el mismo rostro, murmurando un casi imperceptible… “perfecto”.
Después pasamos al comedor de la “La Rinconada” y nos comimos un tremendo asado, ensaladas y pan casero. Seguimos hablando de los caballos, también de futbol, era preocupación general sobre los premios, principalmente en Palermo y San Isidro y quién sería el 9 de los millonarios, que no andan muy bien de fondos últimamente.
Casi sin sobremesa, y antes que se vaya el sol, me fui al lugar donde solo estaban ellas con sus crías. En un imenso campo pastaban, una Lode, una Slew Gin Fizz y una Thunder Gulch, hermosas, y ni hablar de los “niños” que correteaban cerca de las madres a cada rato, principalmente el de la tordilla, inquieto como ninguno.
A las seis de la tarde emprendimos la vuelta, el sol rojo se escapaba entre los campos, estábamos cansados, pero gustosos, de haber pasado un día sensacional.
Aldo al volante, Gus a su costado, no paraban de comentar los elogios que habían recibido por los potrillos, de parte de todos los que participaron del evento.
Estaban orgullosos de su trabajo, de su padrillo, de sus madres, de su campo y lo compartieron conmigo, y con amigos, un jueves 19 de julio de 2012.
Los Alvarez dicen: ganamos un día…¡y sí!
Muchísimas gracias.
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Hay 1 comentarios:
#1 - Mauro Kranevitter
Impecables sus palabras para transmitirnos lo que no podemos ver con nuestros ojos, da gusto leer. Siga recorriendo haras, que nosotros acá, lo disfrutamos.
23/07/2012 14:25 hs.