A la vera del camino
LA GRAN FIESTA
En todo el sentido de la palabra. No era una reunión hípica más, era la reapertura de un escenario que cobijó y cuidó al turf uruguayo, pasión de ruidos a cascos, cuando lamentablemente el gran Maroñas dejó de lanzar su fuego eterno. Se apagó de un día para otro y Las Piedras fue el lugar elegido para que la llama siga viva y el pueblo todo, pueda decir orgulloso que en este piso, con esta gente, se amuralló el mejor espectáculo del mundo. Hoy se abrieron sus puertas con los más y con los menos, pero se abrieron. Nuevamente el caballo vuelve a hacerse presente en la vida del hombre. El turf dando trabajo y pan a muchas familias. Y la suerte que uno tiene de convivir con ellos, de mostrar sus logros y participar de ese gran momento, un 18 de mayo de 2013, Las Piedras, Uruguay.
por Osvaldo Martinez
EN MAS DE SEIS MESES LA HIPÍCA URUGUAYA TIENE A SU MANO EL NUEVO HIPODROMO DE LAS PIEDRAS. BASTION DEL ESCENARIO QUE MANTUVO LA PASION DE MILES DE AFICIONADOS. ¡GRACIAS!
Recién se comentaba sobre la posible licitación del Hipódromo de Maroñas, que por otra parte participé, cuando el Hipódromo Argentino se presentó en su momento, pero lo curioso e increíble fue lo que me sucedió, meses antes, tras recibir un llamado telefónico. Un poderoso empresario, hombre hípico argentino, me comentó si yo podía acompañarlo a Uruguay, para hacer unos emprendimientos. Uno de ellos era reinaugurar el Hipódromo Las Piedras, otro el Casino, ambos escenarios destruidos en ese momento. No hace falta decir que con mucho gusto, lógico, por el Hipódromo, viajé inmediatamente. Del Casino sólo se que a veces me ha salvado el 32…
Recorrimos el lugar, hablamos con su gente, los que estaban en ese lugar, defendiendo con uñas y dientes sus puestos de trabajo. Todos hablaban de lo mismo, que el hipódromo ya no daba para más, había gente difícil y que no se podía mantener esa situación, sin servicio veterinario, y tantas cosas más. Pero claro, Las Piedras era el reducto donde el aficionado se cobijaba como podía, los profesionales de todos los estamentos, tenían que seguir al pie del cañón, nos referimos a Entrenadores, Jockeys y Peones, por supuesto. Ni hablar de los establecimientos de cría.
Y siguieron…
Por eso Las Piedras es tan importante. Porque permitió mantener la hípica en un país, donde como en ninguno, se profesa la religión turfística, de eso sí puedo dar fe. En Las Piedras los diarios seguían informando como si estuviese abierto Maroñas, había dos programas de televisión y todas las radios transmitían las carreras de caballos. Yo, Osvaldo Martínez, escribí hace mucho tiempo, qué hubiese sido del turf en la Argentina, si se hubiesen cerrado los hipódromos máximos. Ya saben la respuesta…
¿Cuántos quedaríamos vivos?
En este lugar siento el turf a flor de piel a cada momento, con cada persona que me paro. Con cada aficionado, con cada profesional. Es la tierra del caballo de carrera. Sí.
Este sábado me sentí muy feliz de lo que sucedió en el país hermano. Se estaba abriendo una puerta, un portón enorme, para escuchar de la gente, una de las palabras más hermosas de habla castellana: trabajo. Si se tiene…
La verdad que poco me importa si el gobierno empujó para una reinauguración rápida y apresurada, eso es harina de otro costal y quien escribe esta nota no está para meterse en este tipo de problemas, que solo competen a los uruguayos. Sí puedo decir que recorrí todo el escenario, que por suerte Campana de Largada se vio, se ve y se verá en Las Piedras y en casi todo el Uruguay. Y hablé con mucha gente, y ellos estaban felices, por más que al hipódromo le falten obras para terminarlo definitivamente.
La cancha es preciosa, entretenida, divertida, cubierta por una muy buena arena, palos de plástico, duro en toda la vuelta. Se sacó y se sigue sacando con máquinas, para que el peralte desde el comienzo de la recta no sea tan forzoso para los caballos. Pareciera que los ejemplares cuando entran a la recta van a subir al Vesubio, y da la impresión que hay que estar cerca de la punta para definir la carrera.
Hay montículos por todos lados, lógico, el hipódromo está en obra, se están haciendo cosas, y la primera imagen, como si se estuviese viendo una maqueta, va a quedar estupendo. Faltan las butacas en las tribunas, y vaya si hay terreno camino del disco hacia el codo final, para instalar lo que se quiera. Tribunas, máquinas vende paga, juego para chicos, que los hubo, pero en el centro de la pista, junto con el estacionamiento, y lugares para que la gente pueda transitar entre restaurantes de todo tipo.
Todo eso pese a que no estaba, vale decir que se lo dio vuelta en nada más que siete meses, se lo veía. Ya están los llamados para futuras reuniones. Se comentaban cientos de cosas, como que se podrían hacer carreras los fines de semana a la mañana y a la tarde pasar a disfrutar del mejor espectáculo del mundo, en el gran Maroñas.
Un par de cosas, y con esto no quiero ser el “maestro ciruela”, pero me preocupó a ojos vista. Los boxes tienen baldosa debajo y por más que se coloque paja en cada uno de ellos, el tránsito en ese espejo resbaladizo es muy peligroso para los caballos y principalmente para los peones, que circulan por ese lugar. Si bien lo correcto es colocar la goma especial que tienen muchos hipódromos, el de Palermo, por ejemplo, convendría más arena, que ese piso que observé, y tomé fotos, cuando entraban el primero y el segundo de cada carrera, para su lavado y luego pasar a la veterinaria para el control antidoping.
Y otro punto importante, se está a tiempo, la redonda de exhibición, es muy chica, apenas si pueden dar vueltas nueve ejemplares. En la tercera carrera los números altos de competidores tenían que hacer su paseo entre los árboles. Se está a tiempo, después será muy tarde y no hay vuelta atrás con algo tan importante.
Las gateras las vimos pasar por delante nuestro y parecen buenas, todas las maquinarias también, aunque no le pregunté a las autoridades, capaz que algunas fueron traídas desde Maroñas, pero de tal o cual manera, la organización estuvo perfecta.
Me dio un gran gusto hacer las paces con Alfredo Acuña, nunca estuvimos peleados, pero es factible que ambos a lo lejos, nos dimos cuenta que el trabajo de cada uno es muy importante y si nos ponemos en el lugar del otro, podemos darle para adelante. No me voy a calificar en primera persona sobre mi trabajo, porque parafraseando al extraordinario tipo y mejor cantante Julio Sosa, hombre con el que charlábamos largo y tendido en el restaurante “La Papafrita” de Palermo, en Pacífico, donde el hombre vivía cuando llegó a la Argentina, cantando La Cumparsita, él decía, “porque cuando quiero, porque cuando quiero, me desangro en besos”, y cuando yo trabajo, me desangro en trabajo, Alfredo también es de los míos. Un “Titán” yendo y viniendo. Juro haberlo visto en todos lados. Faltaba que las cámaras de televisión cuando enfocaban las gateras, hay que decir que la transmisión fue excelente, estuviese metiendo un caballo en las gateras.
Nos dimos un gran abrazo con Marcelo Bassignana y con Gustavo Aguirre Bayley, amigos desde tiempo inmemorial y con tanta gente querida, uruguayos sin nombre y apellido, que se sacaron fotos conmigo, que me mimaron, que me hicieron sentir como en mi casa. Gente querida a través del micrófono, a través de la cámara, a través de una pantalla de una computadora, pero como si nos conociéramos de toda la vida.
Es que el turf nos une y no nos va a separar jamás.
Se corrieron cinco carreras, la recaudación fue extraordinaria, hubo casi 15.000 personas, vimos triunfar a Fabio Guedes, en una muestra de su sapiencia en el arte de conducir caballos de carrera, saludamos afectuosamente a Julio “El Príncipe” César “El Yorugua” Méndez, que en su pierna derecha tiene dibujada en su pantalón de correr, las banderas de Uruguay y de Argentina, y participamos de la apertura de una nueva fuente de trabajo.
Sí, a los 65 años uno está más cansado que nunca, pero saben qué, más feliz que nunca.
Gracias a las autoridades de HRU por la invitación y a todos los que permitieron que campanadelargada.com pudiese estar en esta soberana fiesta hípica. Algunos comentaban sobre un hipódromo chico, como del interior. En homenaje a los que aguantaron en la barricada del turf hermano durante tantos años sin Maroñas, casi salto a la yugular, defendiendo al bastión que permitió que la hípica no se muera en el Uruguay.
Aquí, en este mismo lugar, en este hipódromo “chico” es donde estuvieron los soldados que nunca se rindieron. Que con hambre, lluvia, vientos, frío, calor, se quedaron en la trinchera para cuidar su patrimonio.
El Turf y el Trabajo. Las dos con mayúsculas, como tiene que ser.
Salud Las Piedras, bienvenida otra vez al circuito de la hípica.
Quieren que les diga, me hace bien, muy bien, viajar al Uruguay.
Muchas gracias a todos por sus afectos…
Hipódromo |
HIPODROMO LAS PIEDRAS - URUGUAY |
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