Campana de Largada - Turf Argentino

UNA FAENA DE AQUELLAS QUE MERECE PREMIO, YA QUE EL PALAFRENERO DE PALERMO HIZO ALGO NUNCA VISTO. TOMO DEL HOCICO A UN EJEMPLAR ESCAPADO. ¡MIREN!

Uno sabe del trabajo de los palafreneros. Tanto de los que andan a caballo, como de los muchachos que juegan su vida, si, juegan su vida a cada rato dentro de las gateras. Lo que sucede es que los que llevan los caballos a las gateras, pasan a cada rato por delante nuestro y nos hablamos, comentamos cosas, algún que otro chiste o simplemente un saludo, durante toda la reunión, mientras que a los otros los vemos de lejos.

En algunas oportunidades tengo ganas de decirles que no permitan a los chicos acariciar los caballos, pero ellos los tienen enseñados, y si bien cuando se escapa un caballo de las gateras y los palafreneros le ponen intención, tienen su carácter y salen a la caza como si fuesen leonas hambrientas. Por lo que dicen el león come y hace otras cosas, pero no caza.

Son de buena madera, buenos muchachos, siempre al servicio del jinete, y nunca con cara de malos amigos. Hacen su trabajo con una sonrisa a flor de labio. Y hoy en Palermo, ya había entrado la mayoría de los caballos del cotejo jerárquico y el tordillo Río Plateado, justamente a cargo del mismo entrenador, Miguel Hugo Pérez, del caballo ganador, estaba nervioso, ya se había mostrado así en la redonda. Y de pronto, como por arte de magia, o de tanto tratar de sofrenarlo, se le volaron todos los cueros y se escapó.

Velozmente Josè Enrique Carosio salió a buscarlo, a atraparlo. Y qué importante es que el caballo vuelva a su lugar. En primer lugar, pensando en el hipódromo donde trabaja, el retiro de un caballo lastima, por los ganadoras, los place, y los juegos combinados. Especialmente si es un caballo jugado. Pero ellos no tienen tiempo de nada, ni de mirar si da 2.20 o todos nueves. Salen y lo buscan y lo traen. Y vaya que es importante para los profesionales, que trabajaron arduamente para ponerlo con los diez para un cotejo importante y ni hablar del propietario. ¡Fundamental que corra!

Para el público fue algo común verlo al palafrenero tomarlo “de la rienda” y devolverlo a las gateras. Ya cuando se bajó de su caballo, la gente dejó de mirarlo, había cumplido con su trabajo. Pero lo que no saben, es que no había de donde tomarlo al tordillo. Las riendas, la cabezada todo por el suelo, arrastrándolo. Y el hombre lo tomó de la parte de arriba del hocico, de los ollares con su mano derecha, mientras que con la izquierda sujetaba a su caballo. Nosotros estábamos viendo el espectáculo al lado, a tiempo que saltó a la cancha Juan Bozzelo, fotógrado profesional, máquina en mano, y le brindó su ayuda. Primero teniendo al tordillo y luego, mientras José le colocaba el equipo, sostuvo al otro caballo.

Luego de ello, se subió a su caballo, y de la rienda, ahora sí en su lugar, volvió a los partidores y al rato, el starter les liberó el camino, incluyendo a Río Plateado, que fue a la punta.

Lo gracioso del caso, es que luego de tomar las fotos de la primera pasada en el disco y después que Falero cruzara con el de Miguel Pérez por delante de nuestra carta Hagrid, y aguardábamos el regreso del mejor al recinto de los vencedores, nos picó lo del palafrenero. Si no tenía riendas de dónde lo tomó para que frenara delante de nosotros.

Agrandé la foto y no lo podía creer. Me dije, este tipo es un crack.

Decidí ponerlo en la tapa, ya tarde. Averigüé nombre y apellido por intermedio de Antonio Bullrich, el Presidente de la Comisión de Carreras del Hipódromo Argentino de Palermo y la coloqué en Postales.

Merecida por cierto la nota, la felicitación y hasta un premio, si nos quedamos cortos.

En José Enrique Carosio, el homenaje de Campana de Largada para todos los palafreneros de todos los escenarios del país. Y vale que a cada momento recordemos a Julio Omar Gutiérrez, recientemente fallecido cumpliendo con su labor.