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VICTORIA NISTEL DEL HARAS FIRMAMENTO, FUE EL PRECIO MAYOR
por Osvaldo Martinez
FUE UN ÉXITO EN LA SUBASTA Y EN LA PRESENCIA DE UN PUBLICO AVIDO DE PRESENCIAR REMATES DE CABALLOS SANGRE PURA DE CARRERA. REMATO, CARLOS EZCURRA
Luego de la extraordinaria jornada vivida, con el mejor espectáculo del mundo, las carreras de caballos, fuimos al Tattersall, donde ya estaba todo preparado para la subasta organizada por el Hipódromo La Punta, con la contratación de la firma rematadora Arg Sales, de Carlos Ezcurra y con una cláusula más que interesante, la de participar en mayo de 2016 del Clásico Copa La Punta Juniors en el kilómetro, con una inscripción al momento de la subasta de $ 2.000.- y con una bolsa de premios aproximada a los $ 300.000.- que en definitiva, y luego del remate es mucho más.
En esta oportunidad apoyaron la idea, establecimientos de cría como el Haras Abolengo, Alborada, Cabaña El Colgado, Costa del Río, Don Florentino, El Trébol, Estancia La Chuquita, Facundo y Federico, Firmamento, Jaguel Grande, La Nobleza, La Pasión y Zoraida, con muy buenos ejemplares, muy bien presentados con sangres ganadoras.
El estadio estaba repleto, no cabía ni un alfiler, grandes, chicos, medianos, abuelitos, la familia, así de simple. Querían ver un remate, cosa que a cada momento les digo, vayan al Tattersall, son apasionantes, por momentos divertidos, como cuando un comprador le pidió al rematador que vaya de 1000 a 1000 pesos, no iban a terminar más, y había muchos caballos para subastar.
Y la verdad sea dicha, fue otro momento que nos conformó en grado sumo. Y saben porqué, porque estaba todo muy bien organizado.
El precio máximo fue para Victoria Nistel, pieza del Firmamento, hija de Van Nistelrooy y Miss Victoriosa por Numerous, nacida el 1 de octubre de 2013 vendida al Stud Libanés en $ 247.000.- También superó los doscientos mil pesos, para ser más exactos $ 220.000.- el sangre pura de carrera del Haras El Trébol, Forty Puro, un descendiente de Pure Prize y Forty Marea por Roar, muy lindo caballo. En definitiva, todos estuvieron conformes, y para redoblar apuestas, en el último caballo no había una silla para sentarse.
Ellos, los hombres del interior del país, respetuosos, se lo bancaron de punta a punta.
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