Campana de Largada - Turf Argentino

AMBOS GANARON SUS RESPECTIVOS COMPROMISOS, PERO EN LA FINAL, FACUNDO QUINTEROS, HIZO UN MEDIO CORRER, CON UNA CABRIOLA A PASITOS DEL FINAL

Ideas y más ideas, charlando en un reportaje para la televisión del Hipódromo La Punta, con el Administrador del Hipódromo de La Plata, Gabriel Maidana, nos comentó que era factible hacer para los grandes premios, especialmente para el Gran Premio Dardo Rocha (G1) la entrega de mandiles, el día anterior a la gran carrera platense. Es que el sábado por la noche, ambos tuvimos la misma sensación, de amistad, de compañerismo y sólo de mantener un duelo cordial en la cancha, unidos propietarios y profesionales de cada uno de los ejemplares ratificados y eso es importante para nuestra hípica.

Y hablando de ideas, fue muy festejado por el público presente la carrera de a pie, divididas en dos turnos, para los jockeys y jockeys aprendices. Cientos de comentarios graciosos, antes que se corra la última carrera del programa. Como ser aquel va bien herrado, al otro le viene bien la cancha, los de adentro tienen ventaja, dijo uno que lee nuestra página y que no se permita Furozemida y tantas cosas más que alegraron la tarde, nochecita que se venía. Con decir que tras los triunfos de Joaquín Cano primero, cruzó fácil la meta y luego el de Facundo Quinteros, se decidió hacer la final entre ellos dos, ya con las sombras de la noche deslizándose por la sierra, para atrapar el descampado verde que todavía estaba tomando agua.

Y fue así nomás, pero no hubo batida a duelo, ni una batalla sin cuartel, porque Facundo lo dejó de lengua afuera a su compañero Joaquín. Incluso metiendo una cabriola a pasos del disco, para llegar un rato antes, como si fuese una volcada sensacional de la NBA.

Las luces se fueron apagando, los autos en fila india, comenzaba a recorrer el camino de regreso de todas partes del país. Tardó bastante que se despejara el escenario puntano, que cobijó a los mejores caballos y a los mejores profesionales.

Estas jornadas hacen muy bien a todos, las necesitamos y por suerte La Punta, con dedicación, ideas, copiando las cosas buenas de otros escenarios, de aquí o de allá, sube los escalones de a cuatro, de una escalera infinita, no vemos el techo, pero que estamos lejos del suelo, seguro. De arrancar de la nada, a tener el cuarto hipódromo del país.

¡No es poca cosa, claro que no!